El litoral marítimo bonaerense, en la actualidad viven unas treinta
especies de tiburones, pero tal vez, una de ellas despierta la
curiosidad y la alarmante fantasía sobre su presencia. El tiburón
Blanco (Carcharodon carcharias) una especie de pez
cartilaginoso de la familia Lamnidae, que se encuentra en las aguas
cálidas y templadas de casi todos los océanos, aunque su presencia
en las costas de Argentina, ha tenido largos debates. Pero
popularmente, no podemos dejar de asociarlo con la famosa película
“Tiburon” de 1975. La película está basada en la novela
homónima (1974) del escritor estadounidense Peter Benchley, que se
inspira vagamente en un suceso histórico, como fue la muerte de
cuatro personas y la mutilación de otra, causadas durante la ola de
ataques de un tiburón de Nueva Jersey de 1916.
El Tiburón Blanco durante su ataque, abre sus
mandibular a tal punto que la forma de la cabeza se deforma, pues
la mandíbula se proyecta, y se cierran luego con una fuerza 300
veces superior a la de una mandíbula humana. La longitud más
frecuente entre los tiburones blancos adultos es de 4 a 5,5 metros
(siendo los machos menores que las hembras), aunque se han citado
casos de individuos excepcionales que superaban ampliamente esas
medidas.
La mañana del 22 de Enero
de 1954 se
presentaba clara, con un cielo limpio y un sol que calentaba la
arena desde las primeras horas. La playa se fue poblando poco a
poco, los niños corrían por la orilla de la playa. Todo indicaba que
seria un día normal.
Ángel Fulco, el bañista del
Balneario Gallina, había llegado temprano. Al medio día el calor era
insoportable. El viento había calmado y el mar parecía un lago de
aguas quietas y azules.
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A la una de la tarde, Fulco bajo
la bandera celeste y izo la roja. La prohibición de entrar al agua
seguiría hasta que los turistas volvieran del almuerzo. Instantes después el joven
Alfredo Aubone pasó por su lado y le comento a Fulco: “Don Ángel voy
a nadar un rato” Fulco se quedo tranquilo. Sabia que Alfredo era un
gran nadador y lo conocía desde hacia muchos años. |
Alfredo no iba solo, Guillermo y
José Maria, sus dos amigos, iban a nadar con el. Fulco observo a los
jóvenes metiéndose al agua. Realizo una observación general y se
concentro en su almuerzo. Los jóvenes comenzaron a nadar, se
sumergían y movían la arena del fondo, jugaban entre si y se
divertían.
Pronto llegaron a unos 70 metros
de la orilla y no había más de dos metros de profundidad. Alfredo,
que era el mejor nadador de los tres, se relajo y comenzó a hacer la
plancha, mientras que Guillermo y José Maria seguían nadando a su
alrededor y manteniendo el flote.
Minutos después, Guillermo
estaba frente a Alfredo. José Maria, algo fatigado decidió volver a
la orilla. Guillermo lo vio primero. Señalo que era una sombra gris
que avanzaba a gran velocidad casi sobre la superficie del agua, y
de pronto su amigo Alfredo en menos de un segundo se sumergió
abruptamente. El pánico fue tremendo. Guillermo conmocionado no
podía mover las piernas, a duras penas comenzó a nadar hacia la
costa.
Alfredo sintió el primer tirón
en el hombro derecho, algo lo sumergió y lo llevaba hacia el fondo y
lo golpeaba fuertemente sobre el piso de arena. Sintió una gran
puntada y trago agua. No tenía aire y se ahogaba. De pronto la
presión aflojo y pudo llegar a la superficie. Sus pulmones se
llenaron de oxigeno e intento mover sus brazos para nadar y no pudo,
estaban totalmente desgarrados, le faltaban grandes partes de carne
y su sangre se ponía negra al mezclarse con el agua.

Ángel Fulco y Alfredo
Aubone, años después del ataque. Nótese las importantes
cicatrices en las piernas del joven. (Archivo de la Revista
Gente y MPH). |
Braceo con su brazo izquierdo hacia la
orilla y pocos segundos después, la misma punta y la gran
fuerza lo sumergí nuevamente de sus piernas. Sintió como los
filosos dientes desgarraban su pierna izquierda, poco a
poco. No vio, ni tampoco imagina que criatura estaba
destrozando su cuerpo. Golpeo dos o tres veces mas sobre el
fondo arenoso, y la criatura se adueño de su pierna.
Alfredo logra llegar otra vez a la
superficie, rodeado de una gran mancha de sangre, y comienza
a gritar “Socorro….por favor….Socorro”. Fulco escucho,
corrió hacia la orilla y Guillermo gritaba “ Es un tiburón
….. se lo esta comiendo un tiburón”.
Fulco nada rápidamente hacia el joven,
levanta la cabeza y observa a Alfredo sobre una gran mancha
negra. Pensó que eran algas y que estaba enredado. Y de
repente, otra vez un ataque, pero en la pierna derecha.
Ahora Fulco claramente pudo ver que pasaba. Se dio cuenta
que era un gran tiburón. Y otra vez, Alfredo se hunde
rápidamente pero no golpea con el fondo. Instintivamente
Alfredo quiso desprender su pierna de los dientes del
tiburón, estaba desgarrada desde la rodilla hasta el talón,
no soporto la presión del dolor y pego un gran grito que se
escucho claramente desde la orilla. |
Cuando Fulco logro llegar hasta
a Alfredo, pensó que todo estaba perdido. Es un tiburón, grito Fulco.
El tiburón paso nuevamente por al lado de las dos personas, pero no
ataco. Paso dejando una estela en el agua hasta que desapareció.
Fulco temía una envestida del animal desde abajo, dentro de su
desesperación, tomo al joven Alfredo de su cintura, le coloco el
salvavidas y de apoco ganaron la orilla.
Alguien había colocado una lona
sobre la arena. Allí reposo Alfredo mientras sangraba gravemente. Su
brazo literalmente colgaba de su cuerpo, y se podía observar los
huesos de su pierna, prácticamente no tenia músculos.
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Alguien había colocado una lona
sobre la arena. Allí reposo Alfredo mientras sangraba gravemente. Su
brazo literalmente colgaba de su cuerpo, y se podía observar los
huesos de su pierna, prácticamente no tenia músculos. Lo trasladaron al hospital de
Miramar, y el joven Alfredo Aubone de 18 años luchaba por su vida en
el quirófano, las operaciones duraron muchas horas. Todos opinaban
del ataque del tiburón, nunca había pasado en Argentina algo así. |
La noticia apareció rápidamente
en todos los medios de comunicación. Fue la primera plana de
“Critica”, quien titulo “ EN BRAVA LUCHA CON UN TIBURON, UN JOVEN
BAÑISTA ENFRENTO LA MUERTE”, y el diario “La Razón” hizo eco de la
noticia y publico al día siguiente” IMPRESIONANTE EPISODIO EN
MIRAMAR: UN BAÑISTA FUE ACOMETIDO POR UN TIBURON”, y siguió en todos
los medios de la época durante todo un mes, era la primera vez que
sucedía un hecho de estas características.
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Fulco declaro a los medios de la
época que en el momento del ataque pudo ver claramente que era un
tiburón, ya que se hallaba a solo un metro de el, calculo luego que
pesaría mas de 150 kilos, y agrego, “al otro día lo pudimos ver en
la misma zona, fuimos muchos los testigos en ese momento”, Algunos
especialistas piensan que el tiburón blanco, llego persiguiendo
algún barco pesquero (comportamiento normal del animal)
alimentándose de los desechos, se perdió y se desoriento”. Durante
os siguientes días nadie ingreso al mar, no siquiera en las ciudades
vecinas.
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Algún tiempo después, cuando
Alfredo Aubone llego al hospital de Stanford, en Los Ángeles, para
terminar sus largas curaciones, llevo un diente que había sido
retirado de su pierna, fue entregado a Walter Follet, director de la
Academia de Ciencias del Estado de California, lo examino y dio su
veredicto.
La noticia del tiburón miramarense apareció rápidamente en todos los
medios de comunicación. Como toda gran historia, había algo de
exageración, mitos y realidad. Los años se encargaron de modificar
las cosas. Muchos tenían dudas de que se tratara de un tiburón, e
incluso de un animal, y se tejieron varias hipótesis. Pero cuando se
supo la verdad mucho tiempo después, ya no era noticia en los
medios.
La conclusión fue
que se trataba del comúnmente llamado “Tiburón Blanco”. Si
bien solo hay unos pocos registros de esta especie en las costas de
Argentina, se supo que una semana antes del ataque, un barco
portaaviones norteamericano arribo al puerto de Mar del Plata y
posiblemente el tiburón siguió la estela de agua calida que deja el
buque, y además se aseguraba su alimento del desperdicio del barco,
aunque esta teoría es bastante descabellada.
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El escualo que atacó a Aubone en Miramar, fue un gran tiburón blanco
de unos cinco metros. Se determinó con precisión porque científicos
norteamericanos estudiaron un enorme diente que los cirujanos
recuperaron de las profundas heridas que suturaron, como así lo
demuestran los documentos a los que tuvimos acceso de la Marina
Argentina, del
Museum of Natural History United States-National Museum Smithosonian
Institution Washington.y
certificación medica archivada, que indican además que Aubone
recibió 250 puntos de sutura.
<<<Descargar
gratis:
El tiburón Blanco en Miramar. Registros paleontológicos,
arqueológicos e históricos.
Aquí encontraras todos los datos
históricos sobre este tiburón en la costa de Miramar. |
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El joven atacado por el Tiburón Blanco se recuperó, regreso
sorpresivamente a Miramar en varias oportunidades, y volvió a nadar,
convirtiéndose en una leyenda viviente. Alfredo Aubone, años más
tarde, por razones personales dejó la Argentina. Se estableció en
Bolivia hasta su muerte, al parecer, a principios de los noventa.
Bibliografía consultada:
Magnussen Saffer, Mariano. (2006). El Tiburón de
Miramar. El único ataque registrado en Argentina. Según la prensa de
la época. Boletín de divulgación del Museo Municipal Punta Hermengo
de Miramar. (Sec. His) Publicación 13.
Magnussen Saffer, Mariano y Boh, Daniel.
(2005). Rarezas Marinas en las Costas Miramarenses.
Museo Municipal de Ciencias Naturales Punta Hermengo de Miramar,
Prov. Buenos Aires, Argentina. Publicación 18.
Revista
Gente “¿Se acuerda del tiburón que apareció en Miramar”. 11 de
diciembre de 1975-
Registro de ataque de tiburón blanco en Argentina del
Museum of Natural History United States-National Museum Smithosonian
Institution Washington.
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